viernes, 5 de diciembre de 2008


¿Qué es la Capa de Ozono?

A pesar de su frecuente utilización, el término "Capa de ozono" es entendido, generalmente, de una manera que se presta al equívoco. El término sugiere que, a una cierta altura de la atmósfera, existe un nivel de ozono concentrado que cubre y protege la tierra, a modo de un cielo que estuviese encapotado por un estrato nuboso. Lo cierto es que el ozono no está concentrado en un estrato, ni tampoco por lo tanto, está situado a una altura específica, si no que es un gas escaso que está muy diluido en el aire y que, además, aparece desde el suelo hasta más allá de la estratosfera.

La capa de ozono se encuentra en la estratosfera, aproximadamente de 15 a 50 Km. sobre la superficie del planeta.

El ozono es un compuesto inestable de tres átomos de oxígeno, el cual actúa como un potente filtro solar evitando el paso de una pequeña parte de la radiación ultravioleta (UV) llamada B que se extiende desde los 280 hasta los 320 manómetros (nm).


La radiación UV-B puede producir daño en los seres vivos, dependiendo de su intensidad y tiempo de exposición; estos daños pueden abarcar desde irritación a la piel, conjuntivitis y deterioro en el sistema de defensas, hasta llegar a afectar el crecimiento de las plantas y dañando el fitoplancton, con las posteriores consecuencias que esto ocasiona para el normal desarrollo de la fauna marina.

El ozono es un gas tan escaso que, si en un momento lo separásemos del resto del aire y que lo atrajésemos al ras de tierra, tendría solamente 3mm de espesor.
mas informacion en:
www.prodiversitas.bioetica.org.

El agujero de la Antártida
Ya se ha demostrado que los CFC son la principal causa detrás de la prueba más impresionante de la destrucción del ozono. Cada primavera austral se abre un "agujero" en la capa de ozono sobre la Antártida, tan extenso como los Estados Unidos y tan profundo como el Monte Everest. El agujero ha crecido casi todos los años, desde 1979. En los últimos años, el agujero ha aparecido cada año, excepto en 1988.
En 1992, cuando el agujero alcanzó su mayor tamaño, la destrucción del ozono alcanzó un 60% más que en las observaciones anteriores. El agujero cubría 60 millones de km2 comparado con 44 millones de km2. En 1992, el agujero se observó durante un periodo más largo, probablemente porque las partículas lanzadas por el volcán Monte Pina tubo aumentaron la destrucción de la capa de ozono. Evaluaciones de la capa de ozono en algunos puestos de observación en 1992 también demostraron la destrucción total de la capa de ozono entre los 14 y los 20 km. de altura.
Nadie sabe cuáles serán las consecuencias del agujero en la capa de ozono, pero la investigación científica exhaustiva no ha dejado dudas en cuanto a la responsabilidad de los CFC. Al parecer, su acción es favorecida por las condiciones meteorológicas exclusivas de la zona, que crean una masa aislada de aire muy frío alrededor del Polo Sur.
Agotamiento en el hemisferio norte Las observaciones de la destrucción de la capa de ozono en el hemisferio Norte no son menos inquietantes que las de la región antártica. Si bien no hay un "agujero del Ártico", debido a ciertos factores meteorológicos, en enero de 1993, la cantidad de ozono en todo el hemisferio Norte sobre la franja que va de los 45°a los 65° de latitud norte había disminuido entre el 12% y el 15% y durante casi todo el mes de febrero de 1993, los niveles sobre América del Norte y muchas partes de Europa

miércoles, 3 de diciembre de 2008



El efecto de la disminución del ozono sobre la superficie terrestre es el aumento de los niveles de radiación ultravioleta-B. Este tipo de radiación UV-B daña a los seres humanos, animales y plantas. Los incrementos en la radiación UV-B han sido observados no sólo bajo el agujero de ozono en la Antártida sino en otros sitios como los Alpes (Europa) y Canadá (América del Norte).
Efectos en la salud humana.
Cáncer de piel. Hoy se estima que los índices de cáncer de piel aumentaron debido a la disminución del ozono estratosférico. El tipo más común de cáncer de piel, el denominado no-melanoma, es causa de las exposiciones a la radiación UV-B durante varios años. Existen ya personas que han recibido la dosis de UV-B que puede provocar este tipo de cáncer.

Ecosistemas Terrestres
Animales
Para algunas especies, un aumento de radiación UV-B implica la formación de cáncer de piel. Esto se ha estudiado en cabras, vacas, gatos, perros, ovejas y animales de laboratorio y probablemente esté señalando que se trata de una característica común a varias especies. Las infecciones en bovinos pueden agravarse con un aumento de la radiación UV-B.
Plantas
En muchas plantas la radiación UV-B puede tener los siguientes efectos adversos: alterar su forma y dañar crecimiento de plantas; reducir el crecimiento de los árboles; cambiar los tiempos de florecimiento; hacer que las plantas sean más vulnerables a las enfermedades y que produzcan sustancias tóxicas.
Aire
Debido a la contaminación, Las pérdidas de ozono en la alta atmósfera hacen que los rayos UV-B incrementen los niveles de ozono en la superficie terrestre, sobre todo en áreas urbanas y suburbanas -que son las más contaminadas- alcanzando concentraciones potencialmente nocivas (en combinación con otros contaminantes) durante las primeras horas del día.


PROTEGE LA CAPA DE OZONO.
“Nos gustaría alentar a los consumidores y las industrias a que elijan productos “amigos del ozono” o alternativas inocuas para el ozono”
El agujero de la capa de Ozono ha supuesto uno de las principales preocupaciones sobre el medio ambiente. La Secretaría de Ozono creada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente trabaja para lograr que la Comunidad Internacional reduzca la disminución de una capa que nos protege de los rayos ultravioletas del sol.A principios de los años 70, se empezó a difundir el temor de que la capa de ozono fuera vulnerable a la liberación de ciertos productos químicos denominados halo carbonos. Es decir, compuestos que contienen cloro, flúor, bromo, carbono e hidrógeno. Hasta los años 80, sin embargo, no se hizo patente la reducción de ozono en la atmósfera, y ésta tuvo lugar en la Antártida, donde se formó lo que conocemos como “agujero de la capa de ozono”. En el año 2000 el agujero tenía una extensión de 29 millones de km2, casi 60 veces la superficie de España.
Durante años la sociedad ha ido poco a poco concienciándose del problema que puede suponer la reducción de la capa de ozono. Las industrias pedían pruebas fehacientes de la relación entre productos como los CFC con la reducción del ozono. Según se realizaban las demostraciones se iban acordando normativas que pretendían conseguir en los países desarrollados y subdesarrollados una disminución importante en la producción y utilización de estas sustancias. El 1 de enero de 1989 entró en vigor el Protocolo de Montreal firmado por 29 países y los miembros de la Comunidad Económica Europea, que representaban por aquella época el 82% del consumo mundial. El Protocolo persigue el objetivo final de conseguir la eliminación de las sustancias que agotan la capa de ozono. Pero se considera un documento flexible, se puede aumentar su rigurosidad a medida que se fortalezcan las pruebas de la relación existente entre determinadas sustancias químicas y la disminución de las sustancias que conforman la capa de ozono, ya que es la forma de lograr implicación por parte de los gobiernos.Uno de los problemas de la disminución del ozono es que estas sustancias funcionan como una “capa” de protección contra la radiación UV-B que provoca el sol. Por eso es muy importante protegerse, en la actualidad, ante los rayos solares que pueden provocar riesgos en la salud como el cáncer de piel y cataratas oculares. A su vez, afecta a las plantas, y por ende al planeta.
mas informacion:
www.tecnozono.com

LA CAPA DE OZONO MUESTRA SIGNOS DE RECUPERACION
Cambios en el ciclo solar, el transporte atmosférico y la temperatura estratosférica resultan clave en las variaciones de la capa de ozono, cuyo desgaste preocupa a la comunidad internacional que, alarmada, firmó el Protocolo de Montreal en 1987, un documento que busca frenar el problema.
Dicho Protocolo acordó la disminución progresiva del uso de los gases clorofluorocarbonados (CFC), nocivos para el ozono, utilizados en la industria de refrigeración, aerosoles, alones y pinturas.
En lugar del CFC, el texto proponía su sustitución por los hidroclorofluorocarburos (HCFC), de probada eficiencia energética y baja toxicidad.
Sin embargo, un reciente estudio publicado por la revista británica Nature indica que los discretos logros del Protocolo de Montreal son opacados por factores naturales en las muestras de estabilización del ozono.
«La variabilidad de las concentraciones de ozono es naturalmente importante donde el hombre no ha incidido de manera determinante», asegura la doctora Elizabeth C. Weatherhead, científica de la Universidad de Boulder y principal autora de dicha investigación. Pero su recuperación por el cumplimiento del mencionado Protocolo resulta probable en un ambiente atmosférico distinto, con cambios en el transporte atmosférico y de temperaturas.
Por tanto, resulta inverosímil que el ozono se estabilizará a los mismos niveles de los años 80, cuando se observó su declinación, puntualizó Weatherhead.
El grosor de la capa de ozono se mide en unidades Dobson (UD): se habla de agujero cuando hay menos de 220 unidades Dobson de ozono entre la superficie y el espacio.
Los gases CFC pueden permanecer en la atmósfera de 50 a cien años, pero con el tiempo pasan a la estratosfera, donde los rayos ultravioleta liberan el cloro de su composición, iniciando la destrucción de las moléculas de ozono.
mas informacion:
www.almaamter.cu



FACTORES NATURALES
Los niveles del ozono son afectados directamente por la temperatura de la estratosfera. Las condiciones más frías de la estratosfera baja promueven la formación de nubes polares que contribuyen a su destrucción, como ocurrió varias veces en la década del 90 y más recientemente en el 2005.
Por el contrario, condiciones más cálidas y vórtices árticos menos estables elevan los niveles de ozono.
Las erupciones solares también generan emulsiones de protones que pueden provocar la disminución local del ozono entre un 30 y un 60 por ciento, explica Weatherhead.
También las grandes erupciones volcánicas —como la del Chichón mexicano en 1982, o el Pina tuvo filipino en 1991— coincidieron con una actividad solar máxima, pero los sulfatos emitidos afectaron considerablemente el ozono atmosférico.
Ello explica las bajas concentraciones de esa sustancia durante la pasada década, así que sus posteriores signos de recuperación obedecen más a un regreso a la normalidad que a la acción humana.
Sin embargo —apuntó Weatherhead— las consecuencias reales de la prohibición de emisiones de gases clorofluorcarbonados sí serán comprobables en un futuro.